Una rosa blanca se apareció de pronto en la puerta del jardín.
Necesito un lugar para plantarme. -dijo con autoridad.
Los claveles se miraron entre si y cerraron la puerta. 15 minutos más tarde volvieron a abrir y allí la encontraron.
Quiero hablar con el jardinero.- exigió.
Los claveles le cerraron la puerta y llamaron a una petunia que se movía lentamente debido a que sus pétalos se enredaban con todo.
Allí afuera hay una intrusa que está pidiendo visa.
La petunia se acerco al hueco de la puerta y se agacho a mirar con recelo. Se encontró con los ojos de la rosa blanca que ya miraba hacia adentro. La rosa no se sorprendió cuando la petunia asustada, cayó sobre su rabo y tuvo que ser ayudada para que se pudiera parar de nuevo.
¿Qué hacemos? - dijo consternada.
Camino hacia dentro seguida de los claveles que hablaban entre si y alababan el gran liderato de la petunia que se rascaba uno de sus pétalos.
La dalia vio cuando la petunia se acerco y siguió mirando el sol que ya se ocultaba entre las ramas del sauce.
Tenemos visita. - dijo. Pero ya somos muchas.
Ya habíamos hablado de esto. Dijo sin inmutarse la dalia.
Lo sé, pero es que no habíamos planeado que volvieran mas.- dijo la petunia cansada.
Los claveles se habían reunido con las margaritas y una pandilla de tréboles que tomaban el sol al pie de una roca llena de musgo silvestre.
Pronto se supo en el jardín que alguien estaba afuera pidiendo entrada. Un trébol se asomo por el hueco de la puerta y allí la vio, sentada en la yerba.
Parece pacifica. Dijo mientras la observaba.
Una rosa roja pidió campo y se asomo a verla. La vio allí y sin duda observo. "no me gustan sus colores"
La petunia seguía discutiendo con la dalia sobre algunos reglamentos que aun no se habían escrito. Tres abeja tomaban el polen de una Azalea y memorizaba el lugar para mandar a sus hermanas.
"parece que hay alguien allá afuera. Se dijeron entre si y dejándose guiar por la curiosidad volaron sobre la pared y allí la vieron. Estaba sentada y miraba hacia el horizonte, se acercaron y le batían las alas para detectar el néctar entre sus pétalos.
¿Quien eres? - preguntaron las abejas al unisonó.
La rosa blanca se volteo a mirarlos y extendiendo uno de sus pétalos los saludo.
'vengo buscando asilo.’
¿De dónde vienes?
La rosa blanca no entendió la pregunta y siguió mirando el horizonte. Las abejas volaron adentro y discutían entre sí seria sano beber el néctar de esa desconocida.
Somos muchas...- dijo la dalia, sin siquiera cambiar el tono de su voz. Siguió buscando el sol, que jugaba con el sauce e impedía que sus rayos pasaran.
La petunia volvió a la puerta y se agacho de nuevo. Allí la vio como la habían dejado las abeja y abrió la puerta lo suficiente como para alcanzarla a ver. La rosa blanca se levanto y tomando una maleta antigua se encamino hacia la puerta.
No te podemos dejar entrar. Somos muchas. Dijo la petunia altanera.
Solo necesito una esquina y no molestare. Dijo ella sabiendo que le abrirían la puerta.
Lo siento. Ya no tenemos esquinas libres.
¿Podría dejar mi maleta a guardar? Dijo la rosa blanca.
La petunia volvió a cerrar la puerta y grito desde allí que si había campo para una maleta mas... pronto le llego la respuesta y volvió a abrir la puerta.
Deja tu maleta pero debes recogerla antes de la temporada de lluvias. Necesitaremos el espacio para entonces.
La Rosa Blanca entrego su maleta y la puerta se cerró frente a ella.
La petunia volvió a mirar por el hueco de la puerta y la vio marchar. Parecía que iba silbando.
Ella misma llevo la maleta y la coloco al lado de una azalea, que refunfuño al ver asaltado su espacio.
Unas noches más tarde volvieron a golpear a la puerta. Los claveles sorprendidos vinieron a avisarle a la petunia que sin pensarlo, tomo la maleta y la llevo a la puerta.
Aquí tienes la maleta. Le dijo fríamente. '¿encontraste posada?'
La rosa la miro y comprendió todo. "no. nadie me recibió pero ya no importa. Solo quería saber si mi maleta estaba bien..."
La petunia le entrego la maleta y cerró la puerta. La miro por el hueco y vio cuando ella abría la maleta y desde allí vio que estaba vacía. La vio cuando la cerro y se alejo mirando hacia atrás. Parecía que iba llorando.
La petunia se alejo de la puerta dando órdenes de no abrirle la puerta a nadie. "de todos modos no tenemos espacio" -dijo. Pasando pesadamente al lado de la azalea que la llamo pero ella paso por el lado sin determinarla.
La luz de la luna se oculto por las nubes de lluvia que llegaban y todos corrieron a ocultarse.
Bajo la tierra, cerca a la azalea, una pequeña hoja nacía y recibía el agua que pasaba sobre ella. Otros brotes similares estaban cerca de ella. La azalea los miraba y trataba de protestar pero nadie le ponía atención. Con el tiempo crecerían y nadie se acordaría como fue que llegaron allí. Ni ellos mismos se acordarían, solo la rosa blanca se acordaba del día que se vio en la necesidad de mentir para poderle dar protección a sus hijos.
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